COLECTIVO BRUXISTA



 

Tainted Love

Stewart Home




Años sesenta. Londres parece a punto de ser devorado por una jauría de jóvenes hambrientos de discos, libros y drogas. Al amparo de sus sombras, toman forma subculturas que se retroalimentan entre sí. Beatniks, modernistas, drogadictos vocacionales y protohippies forman una incipiente escena underground unida por un impulso instintivo de romper los límites de lo convencional.

A ese Londres —excitante, nocturno y autodestructivo—, llega Jilly O’Sullivan desde un pequeño pueblo de Escocia. Allí trabaja como modelo y chica de compañía, experimenta con drogas y alterna con algunas de las figuras más importantes de la contracultura, como Alexander Trocchi, Timothy Leary o William S. Burroughs. Desde su guarida de Notting Hill, ejercerá de beatnik, hippie y yonki a tiempo completo. En un arco temporal que abarca desde los primeros sesenta hasta la explosión del punk, Jilly pegará una paliza a Brian Jones, inyectará caballo a John Lennon y se hará amiga de Michael X.

Stewart Home utiliza la figura de su propia madre para construir una contracrónica del Swinging London, un testimonio desmitificador y elocuente sobre los hallazgos y miserias de la contracultura. Pero Tainted Love es también una defensa de la ficción como método para conocer la verdad, una biografía antibiográfica y un homenaje a un Londres arcano y misterioso que ya no volverá.




  • Título original: Tainted Love
  • Fecha de publicación original: 2005
  • Traducción: Ce Santiago
  • Prólogo: Javier Calvo
  • ISBN: 978-84-123420-1-7
  • Género: Narrativa, años 60, contracultura
  • Medidas: 13,5 x 21 cm
  • Número de páginas: 296
El de Stewart Home (Londres, 1962) es uno de esos casos en los que las categorías se acumulan sin que ninguna logre definir por completo al personaje. Se le ha tratado de provocador, antiliterato, antiartista, pornógrafo y escritor pulp, pero este maestro del escapismo categorial es autor de algunos de los artefactos literarios más excitantes que se han publicado en lengua inglesa en las últimas décadas. Es el caso de Come Before Christ and Murder Love (1997) y 69 Things to do with a Dead Princess (2002), dos novelas inclasificables que maravillaron tanto como asustaron a la crítica de su país.

Su obra ha sido traducida al castellano con retraso y de forma fragmentaria (Virus Editorial publicó su imprescindible El asalto a la cultura a principio de los años dosmil, y en 2012 Alpha Decay sacó la que hasta ahora era su única novela traducida al castellano, Memphis Underground). Confiamos en que Tainted Love ayude a corregir una ausencia imperdonable en nuestro ecosistema literario.



«Un paseo por el lado salvaje del Swinging London», Rafael Tapounet para en El periódico



«Stewart Home: exterminador de mitos», Cesc Guimerá en Rockdelux








“George era estadounidense. Me dijo que estaba estudiando en Oxford. Dijo que se apellidaba Wilde, seguramente no me lo creí. Conocí a George en el General Gordon’s Club, un establecimiento que por entonces estaba en Brewer Street, en la zona oeste de Londres. Cuando, en los sesenta, me movía en el mundillo de las acompañantes, era raro dar con alguien que usara su verdadero nombre. La única vez que el dueño del Gordon’s, Bertie Grayson, cometió la estupidez de dejarme sola en su despacho, una búsqueda apresurada en uno de los cajones de su mesa desveló un pasaporte a nombre de Rudolph Stammler, pero con la foto de Grayson. Las chicas de Bertie iban y venían, y las que se habían ido y regresado después inevitablemente, reaparecían con un apodo nuevo, adquirido por lo general tras un matrimonio cuya duración podía medirse en días antes que en meses.

Los hombres no iban al Gordon’s por la comida, que era mediocre y carísima. Era poco probable que acudieran por el espectáculo, aunque estaba fenomenal. Lo que atraía a los clientes del Gordon’s era la posibilidad de sentarse con una acompañante e invitarla a champán. Era obvio que estaba hecha para esa clase de trabajo, porque me brindaba la oportunidad de pillarme una cogorza una noche tras otra, y cuanto más me emborrachaba más ganaba. Me llevaba una comisión por cada bebida que pedían los hombres con quienes me sentaba. Guardaba los removedores de cócteles de diseño especial que ponían en cada vaso y me pagaban según la cantidad que entregara al final de la noche. La mayoría de clientes a los que entretenía eran empresarios de mediana edad de las provincias inglesas. Me atormentaban con precios de acciones y la cantidad absurda de impuestos que les habían sajado. Yo me hacía la impresionada, porque mi trabajo consistía en ser complaciente. Desde luego, prefería a los jóvenes de familias ricas que solían ir al Gordon’s, sobre todo el grupo de muchachos sufíes cuyos padres eran jeques del petróleo. George me pareció el hombre más joven que había visto nunca en el club y, como a todos los estadounidenses en su primera visita, lo dejaba de una pieza que esa clase de locales pudieran florecer en Londres.” Extracto de Tainted Love