PREVENTA HASTA EL 30 DE JUNIO
Sin rodeos, esta es la historia de un tipo que cuida de una niña de diez años a la que tiene que inyectar heroína varias veces al día porque tiene el mono. Cuando Abel llega al apartamento de Dom, se encuentra con que su amigo se ha refugiado tras un muro de incomunicación. Al poco, descubre una segunda sorpresa: Dom tiene a su cargo a Naida, la hija de una conocida muerta por sobredosis, cada vez más demandante de amor y de heroína. Él no puede darle lo primero, pero sí lo segundo. Este es el punto de partida de un viaje al lado más oscuro de una generación, un periplo entre el dolor existencial, la autodestrucción y el anhelo de libertad, en un huir de la vida que también son ganas de exprimirla.
Ópera Acid se publicó en catalán en 1989. Fue la segunda (y última) novela de Miquel Creus, un misterioso personaje del subsuelo adscrito al postbeat y al postpunk. Pronto fue descatalogada y Creus desapareció, pero con los años terminó por convertirse en un libro de culto. Colectivo Bruxista traduce por primera vez esta novela insólita y maldita, quizá la primera de nuestra literatura yonqui.
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Sin rodeos, esta es la historia de un tipo que cuida de una niña de diez años a la que tiene que inyectar heroína varias veces al día porque tiene el mono. Cuando Abel llega al apartamento de Dom, se encuentra con que su amigo se ha refugiado tras un muro de incomunicación. Al poco, descubre una segunda sorpresa: Dom tiene a su cargo a Naida, la hija de una conocida muerta por sobredosis, cada vez más demandante de amor y de heroína. Él no puede darle lo primero, pero sí lo segundo. Este es el punto de partida de un viaje al lado más oscuro de una generación, un periplo entre el dolor existencial, la autodestrucción y el anhelo de libertad, en un huir de la vida que también son ganas de exprimirla.
Ópera Acid se publicó en catalán en 1989. Fue la segunda (y última) novela de Miquel Creus, un misterioso personaje del subsuelo adscrito al postbeat y al postpunk. Pronto fue descatalogada y Creus desapareció, pero con los años terminó por convertirse en un libro de culto. Colectivo Bruxista traduce por primera vez esta novela insólita y maldita, quizá la primera de nuestra literatura yonqui.

- PVP: 19 €
- Precio sin IVA: 18,27 €
- ISBN:978-84-127811-7-5
- Género: Novela, libro de culto, contracultura
- Tamaño: 13,5 x 21 cm
- Número de páginas: 148
- Puesta a la venta: 30 de junio 2025
- Fotografía de portada de Omar Belattar
- Traducción de Oliver Mancebo
Miquel Creus (Vic, 1955 – Berlín, 2019) fue escritor y pintor, sin alcanzar ningún reconocimiento en ninguno de los dos campos. Nació en la conservadora Vic, sede episcopal y capital de la comarca catalana de Osona, y todavía hay quien lo recuerda como una sombra de estética postpunk que se paseaba por los callejones estrechos del casco antiguo de la ciudad.
Sabemos que vivió en Gràcia, cuando este aún era un barrio bohemio de Barcelona, y en Haight-Ashbury (San Francisco), cuando el Verano del Amor dejó paso a la heroína barata, hasta instalarse definitivamente en Kreuzberg, el barrio turco del Berlín Occidental. En todas partes se introdujo más en el mundo marginal que en el literario o artístico. Publicó dos novelas a finales de los años ochenta: Gaia, oh! Gaia (La Magrana, 1987) y Òpera Àcid (Edicions 62, 1989), ambas en catalán, antes de desaparecer del contexto subcultural sin dejar rastro. La editorial Males Herbes consiguió localizarlo y reeditar su segundo libro en 2019. Un mes después, murió.
Sabemos que vivió en Gràcia, cuando este aún era un barrio bohemio de Barcelona, y en Haight-Ashbury (San Francisco), cuando el Verano del Amor dejó paso a la heroína barata, hasta instalarse definitivamente en Kreuzberg, el barrio turco del Berlín Occidental. En todas partes se introdujo más en el mundo marginal que en el literario o artístico. Publicó dos novelas a finales de los años ochenta: Gaia, oh! Gaia (La Magrana, 1987) y Òpera Àcid (Edicions 62, 1989), ambas en catalán, antes de desaparecer del contexto subcultural sin dejar rastro. La editorial Males Herbes consiguió localizarlo y reeditar su segundo libro en 2019. Un mes después, murió.

«La novela maldita del Burroughs catalán. Ni Bildungsroman ni pollas en vinagre. Aquí la superación y el crecimiento personal ni está ni se lo espera».
«Naida, dejándose caer del sofá, se pone a buscarlo a cuatro patas: caminando muy despacio. Él, apartando la mirada del techo, se levanta. Sandra que no puede apartar los ojos de la pared de delante, absorta. Abel mirándolos a todos, sintiéndose cada vez más fuera, más extraña. ¡Por fin!, por fin Dom coge a la niña y vuelve a ponerla sobre el sofá. Mientras lo está haciendo, mientras lo hace con cuidado, le da un beso.
Naida se lo queda mirando: ha abierto los ojos y todo, mirándolo: únicamente mirándolo: comprobando que ha ocurrido de verdad: aquello que tanto quería y esperaba. Entonces, calladamente, rompe a llorar. No gritando o gimoteando, sino sin emitir ningún tipo de sollozo. Sólo lágrimas: sólo lágrimas amargas del daño que le ha hecho percibir aquello tan deseado…
Dom prepara otra jeringuilla: calienta el polvo en una cuchara con agua: la filtra con un algodón: se asegura de que el líquido llene bien la jeringuilla: sin aire: sin nada, nada que no sea lo otro. Entonces le coloca el brazo a Naida y vuelve a pincharla.
Por primera vez lo hace con ternura: con amor: con cuidado de no hacerle daño: dejando que el líquido entre despacio en la vena: absorbiéndolo de nuevo, mezclado con la sangre, para bombearlo otra vez».
Naida se lo queda mirando: ha abierto los ojos y todo, mirándolo: únicamente mirándolo: comprobando que ha ocurrido de verdad: aquello que tanto quería y esperaba. Entonces, calladamente, rompe a llorar. No gritando o gimoteando, sino sin emitir ningún tipo de sollozo. Sólo lágrimas: sólo lágrimas amargas del daño que le ha hecho percibir aquello tan deseado…
Dom prepara otra jeringuilla: calienta el polvo en una cuchara con agua: la filtra con un algodón: se asegura de que el líquido llene bien la jeringuilla: sin aire: sin nada, nada que no sea lo otro. Entonces le coloca el brazo a Naida y vuelve a pincharla.
Por primera vez lo hace con ternura: con amor: con cuidado de no hacerle daño: dejando que el líquido entre despacio en la vena: absorbiéndolo de nuevo, mezclado con la sangre, para bombearlo otra vez».