PREVENTA HASTA EL 25 DE NOVIEMBRE
San Francisco. Año 1991. En el viejo Haight-Ashbury hace tiempo que se han apagado los rescoldos de la contracultura, pero algo parece moverse en el subsuelo de una urbe propensa a los terremotos. Nuevas bandas y nuevos locales dan forma a una escena que fusiona los sonidos que llegan del Reino Unido, como el shoegaze y el britpop, con la vieja tradición psicodélica de la Costa Oeste. Entre la nueva generación de excluidos que quiere conquistar la ciudad, hay un joven que sueña con emular a los viejos beatniks de la bahía. Joel Gion apenas sabe tocar, pero terminará siendo el panderetista de The Brian Jonestown Massacre, la banda con la que Anton Newcombe aspira a derrotar a las discográficas mientras termina con la revolución que los sesenta dejaron a medias.
Durante una década en «la vida», Joel fue el percusionista de uno de los grupos de rock más originales de los noventa, una especie de milicia underground que basculaba entre la genialidad y el autosabotaje. Pero también vendió speed a los hermanos Gallagher, tocó con Harry Dean Stanton y se escapó por los pelos de una redada policial. Sus memorias de aquellos años salvajes trascienden el género de la literatura rockera para dar forma a una novela picaresca y psicotrópica. Un homenaje a esos artistas, raros y outsiders que, a pesar del caos y los momentos chungos, se empeñan en hacer las cosas a su manera… y consiguen divertirse por el camino.
San Francisco. Año 1991. En el viejo Haight-Ashbury hace tiempo que se han apagado los rescoldos de la contracultura, pero algo parece moverse en el subsuelo de una urbe propensa a los terremotos. Nuevas bandas y nuevos locales dan forma a una escena que fusiona los sonidos que llegan del Reino Unido, como el shoegaze y el britpop, con la vieja tradición psicodélica de la Costa Oeste. Entre la nueva generación de excluidos que quiere conquistar la ciudad, hay un joven que sueña con emular a los viejos beatniks de la bahía. Joel Gion apenas sabe tocar, pero terminará siendo el panderetista de The Brian Jonestown Massacre, la banda con la que Anton Newcombe aspira a derrotar a las discográficas mientras termina con la revolución que los sesenta dejaron a medias.
Durante una década en «la vida», Joel fue el percusionista de uno de los grupos de rock más originales de los noventa, una especie de milicia underground que basculaba entre la genialidad y el autosabotaje. Pero también vendió speed a los hermanos Gallagher, tocó con Harry Dean Stanton y se escapó por los pelos de una redada policial. Sus memorias de aquellos años salvajes trascienden el género de la literatura rockera para dar forma a una novela picaresca y psicotrópica. Un homenaje a esos artistas, raros y outsiders que, a pesar del caos y los momentos chungos, se empeñan en hacer las cosas a su manera… y consiguen divertirse por el camino.
- PVP: 25,90 €
- Precio sin IVA: 24,90 €
- ISBN:
978-84-127811-5-1
- Género: Memorias, años 90, música
- Tamaño: 13,5 x 21 cm
- Número de páginas: 444
- Puesta a la venta: 2 de diciembre 2024
- Ilustración de portada: Estudio Oscuro
- Traducción de Ibon Errazkin
Joel Gion es un músico estadounidense conocido sobre todo por tocar la pandereta en The Brian Jonestown Massacre. Es el tercer miembro más veterano de la banda, después de su líder Anton Newcombe y el guitarrista y vocalista Matt Hollywood. Su imagen aparece en la portada del DVD del mítico documental DIG!, de Ondi, y en la portada del disco Thank God for Mental Illness! A día de hoy sigue tocando la pandereta y las maracas con el grupo, labor que compagina con la publicación de interesantes trabajos en solitario como Apple Wonkers (2014) y Joel Gion (2017).
Memorias de la jungla psicodélica es su primer libro.
Memorias de la jungla psicodélica es su primer libro.
✨Con la compra de la preventa hasta el 25 noviembre, incluímos una bolsa con ilustración triposa de la cubierta, obra de Estudio Oscuro, impresa en risografía y en tela de 180 gramos.✨
«Cándido, perspicaz, y por momentos hilarante y melancólico... Atractivo, único e infinitamente citable, Memorias de la jungla psicodélica es una lectura obligada para los fans del rock psicodélico del cambio de milenio». —Shindig!
«La situación había empezado de manera muy optimista. Aquel almacén industrial era un gigantesco espacio dedicado a la música, la fotografía, la pintura y otras veleidades artísticas, pero también un lugar donde se traficaba con inmensas cantidades de éxtasis y LSD. Y aunque yo no intervenía en la parte empresarial del asunto, sí que me encargaba de empapar de ácido grandes láminas de papel secante —tarea con la que me costeaba el alquiler y mis gastos—. Aparte de eso, mi papel era el de mascota, músico residente del lugar y miembro honorario de un grupo de gente entregada a la fiesta las veinticuatro horas del día.
Poco a poco la parte empresarial se fue saliendo de madre, la balanza se inclinó hacia donde no debía y, como pasa con tantos negocios, aquello acabó convertido en algo distinto y más oscuro: un nuevo tipo de iniciativa financiera subterránea. Fue triste ver cómo se iba alejando de sus inocentes orígenes de éxtasis, ácido y vida artística de comienzos de los noventa.
Anton, el cantante de mi grupo, me salvó en aquella ocasión invitándome a subir a Portland y poner de nuevo en marcha The Brian Jonestown Massacre con él. Muy poco antes habíamos estado en la cresta de la ola, con tres álbumes publicados en un año y causando el suficiente revuelo para llegar a dar un concierto importante en Los Ángeles ante un montón de discográficas; a partir de ahí, la cosa había ido cuesta abajo».
«Una nueva sensación beat postmoderna. Gion nos guía a través del hedonismo y el caos de la América alternativa de los BJM con una prosa de sinceridad espontánea y calidez extática, con un ojo Brautiganesco para lo absurdo. Me encanta».—Richard Milward
Poco a poco la parte empresarial se fue saliendo de madre, la balanza se inclinó hacia donde no debía y, como pasa con tantos negocios, aquello acabó convertido en algo distinto y más oscuro: un nuevo tipo de iniciativa financiera subterránea. Fue triste ver cómo se iba alejando de sus inocentes orígenes de éxtasis, ácido y vida artística de comienzos de los noventa.
Anton, el cantante de mi grupo, me salvó en aquella ocasión invitándome a subir a Portland y poner de nuevo en marcha The Brian Jonestown Massacre con él. Muy poco antes habíamos estado en la cresta de la ola, con tres álbumes publicados en un año y causando el suficiente revuelo para llegar a dar un concierto importante en Los Ángeles ante un montón de discográficas; a partir de ahí, la cosa había ido cuesta abajo».
«Quizá haya aquí una actitud zen que llega al corazón de lo que debe ser el arquetipo del percusionista: un latido seguro en el caos circundante». —The Telegraph
«Una nueva sensación beat postmoderna. Gion nos guía a través del hedonismo y el caos de la América alternativa de los BJM con una prosa de sinceridad espontánea y calidez extática, con un ojo Brautiganesco para lo absurdo. Me encanta».—Richard Milward
«Un paseo desenfrenado y extrañamente elegante por una vida de aventura bohemia». The Quietus
«Aunque está salpicado de humor desenfadado, no deja de exponer el lado más amargo de la vida en una banda de rock en apuros». Daily Telegraph