«LA CULTURA HA DE SERVIR PARA NO PERDER LA CONCIENCIA DE CLASE»
Reunirse con un grupo de amigos, compañeros de luchas, con la finalidad de poner en marcha un proyecto de sello-promotora musical que dé respuesta a aquellos proyectos culturales que, bien por su compromiso político, bien por verbalizarse en lengua catalana, habían sido discriminados por la industria discográfica. Eso sí, haciéndolo sin calibrar demasiado lo que supone, porque si uno se pone a analizar pros y contras en frío, es probable que el proyecto en cuestión termine siendo aparcado y durmiendo el sueño de los justos. Esa es la «trinchera» autogestionaria desde la que los cuatro socios responsables del conglomerado PPF! (sello, promotora, agencia, tienda, sala de conciertos, productora audiovisual) defienden su propuesta desde hace nada menos que 20 años. Cooperativismo en tiempos de crisis.
«Propaganda por el hecho o por el acto» es una forma de propaganda libertaria propugnada por teóricos como Piotr Kropotkin o Errico Malatesta que indica que el impacto generado por una acción concreta es bastante superior al que produce una palabra en aras de favorecer una situación revolucionaria. ¿Cuál era la idea que teníais al principio y en qué medida se vio influida por el pensamiento libertario? ¿Cómo pretendíais repercutir en el entorno que os rodeaba entonces y cuál es el balance que podéis realizar al respecto transcurridos 20 años desde su fundación?
La corriente libertaria fue mayoritaria en el movimiento obrero y gran parte de las clases populares, tanto en la añorada Rosa de Foc como en muchos otros lugares de Catalunya a finales del XIX y principios del XX: es nuestra tradición y de ahí venimos, es indiscutible y nos negamos a olvidarlo. Unos versos reposados o unas guitarras afiladas bien pueden ser el chispazo que lo encienda todo, así entendíamos las posibilidades de la cultura en general y de la música en particular a finales de los 90´s y así las seguimos entendiendo. «Propaganda pel Fet!» nació como plataforma de agitación y activismo musical, y desde los inicios la voluntad ha sido acompañar bandas y artistas que, independientemente del ‘estilo musical’, tenían muchas puertas cerradas bien porque usaban el català como medio de expresión artística de forma natural, o bien porque entendían la música como herramienta de transformación personal y colectiva y así lo reflejaban en su obra. Tras 20 años en nuestra particular trinchera, la valoración es complicada, pero la podríamos resumir como positiva, en general; y frustrante y alentadora en ciclo sin fin (¡y ahí seguimos, qué grande la música!) en lo que se refiere a las dinámicas (tanto concretas como globales). Tras un verano de celebraciones de aniversario, y el consecuente reposo emocional, nos asalta una sensación de agradecimiento: a las tareas y los aprendizajes, a las compañías de viaje (que también mezclan lo artístico con lo vital y lo personal con lo profesional) y, aún por tópico, a la música. De todas formas, no nos atrapamos lo que tenemos entre manos y creo que valoraremos mejor dentro de 2 o 3 años, ¡seguro!

El sello nace en un marco en el que las instituciones catalanas y las organizaciones de tipo político de cariz independentista (JERC, Maulets…) generan un marco propicio a las bandas que editáis, casos de Feliu Ventura u Obrint Pas. ¿Hasta que punto es necesaria la generación de una infraestructura propia e independiente de intereses empresariales y políticos para la pervivencia de un circuito musical alternativo y no condicionado por las dinámicas institucionales?
Bueno, teniendo en cuenta algunos de los ejemplos de organizaciones que mencionas, el magma político alternativo o contestatario de nuestro país, con el que nuestro proyecto se ha relacionado fraternalmente por varios motivos, no ha ido nunca de la mano de las instituciones. «Propaganda pel Fet!» surge en el circuito «underground» de conciertos en casas okupas, mucho hardcore politizado de los 90´s, ateneos populares y, sí, también, como un aspecto más, del movimiento independentista. Visto desde el momento actual, verano del 2017, y con la fecha del 1 de Octubre a la vuelta de la esquina, puede parecer que la lucha en el eje nacional fuese hegemónica en aquel entonces, pero la cuestión independentista era parte de un conglomerado de luchas, plataformas y colectivos anticapitalistas mucho más amplio e interconectado: el antimilitarismo, los sindicatos de clase, las experiencias autogestionarias, el ecologismo… En relación a los dos artistas que comentas, la historia es quizá un poco diferente, porque ambos son del País Valencià y allí el PP, al mando de las instituciones valencianas, ha hostigado a fondo a la población en general y se ha cebado especialmente en los ámbitos de la cultura y todo aquello que sea contestatario y huela a «catalán». La resistencia popular valenciana es por eso especialmente heroica, y sólo se puede entender la pervivencia de expresiones culturales y populares valencianas en català por la valentía de mucha gente a la hora de tejer y mantener una red totalmente alternativa a las instituciones. Feliu Ventura lo explica siempre muy bien, como todo lo que explica, cuando dice que durante muchos años la Conselleria de Cultura del País Valencià no ha tenido despachos, ni conseller, ni presupuestos públicos: la verdadera Conselleria de Cultura ha sido la organización de la gente a la hora de tirar adelante casales, centros populares, festivales, diadas, mercados, medios de comunicación, noches temáticas y un largo etcétera de iniciativas sin las cuales la cultura popular valenciana estaría hoy ya totalmente muerta y no sería el potente faro cultural que es actualmente. En la construcción y mantenimiento de esa red valenciana también han tenido un papel tan activo como primordial artistas como Feliu u Obrint Pas.
Parece natural que, en un contexto como el actual, con una sociedad catalana bastante polarizada —o eso nos hacen creer los medios— entre quienes abogan por el derecho de autodeterminación para Catalunya y quienes defienden su permanencia en un estado centralista, la cultura en lengua catalana debería verse favorecida y promovida. ¿Consideráis que en la actualidad existe una mayor receptividad hacia las propuestas del sello que cuando os iniciasteis en esta aventura colectiva? Desde vuestro punto de vista, ¿qué rol debe desempeñar la cultura en este sentido?
La batalla en juego ahora mismo no es tanto ganar o perder un referéndum, como que se pueda celebrar: es una batalla por la democracia y en esa batalla no hay división social en Catalunya, como tampoco la hay (¿la hay?) en el resto del Estado. Quizá la división está entre una sociedad que exige democracia y un estado con graves déficits en cuanto a democracia se refiere: hay un hilo de tiranía, autoritarismo, totalitarismo y fascismo que recorre varios siglos de la historia española y que no hemos sido capaces de cortar. Tras varios centenares de años de castigo, prohibición y persecución del pueblo, la lengua y la cultura catalana, y tras la muerte de Franco y el «advenimiento» de la democracia parlamentaria (con un nuevo Borbón como jefe de Estado… ¡el hilo!), en Catalunya se desarrollaron varios programas de discriminación positiva. Una de las bases de la socialdemocracia es la de equilibrar los desajustes generados por el mercado: donde no llega el mercado, interviene la administración pública. Eso lleva pasando en Catalunya varias décadas, también con la cultura, y conviene contextualizarlo: no es una cuestión meramente actual. A diferencia del caso francés, con una maquinaria estatal tan fina como poderosa en su capacidad de uniformizar y un proyecto patriótico basado en la adscripción a los valores republicanos que ha dejado un panorama casi desolador en lo que se refiere a cultura y nacionalidades «históricas» como la bretona, la occitana o la catalana; el imperio español ha mantenido el mismo modus operandi violento, burdo y demofóbico tanto con las colonias de ultramar (acumulando desastre tras desastre), como en sus relaciones con los territorios peninsulares a lo largo de los últimos 150 años. A la vista está que en pleno siglo XXI el imperio sigue sin aprender, y ahí encontramos una de las explicaciones para entender mejor la actual situación social, cultural, política y también lingüística de Catalunya. No es solo la capacidad de resistencia del pueblo catalán a lo largo de los siglos y en distintas coyunturas políticas, ni tampoco la necesaria discriminación positiva aplicada por administraciones de diversos color político pero en un marco socialdemócrata en los últimos 35 años: es que el estado español tiene un problema históricamente enraizado en su estructura, y éste no es otro que su incapacidad para afrontar en términos democráticos cualquier tipo de problemática política, social y cultural. En lo que a nuestra trincherita se refiere, nunca nos hemos sentido atraídos por una idea de identidad basada en lo cultural. A nuestro parecer, la identidad a día de hoy y por mucha liquidez que aceptemos en la evolución de su construcción, sigue pasando por la clase. Es evidente, así mismo, que existe una cultura de clase. La cultura, y la música con ella, ha de servir para navegar en la liquidez conceptual y no perder, con ésta última, la conciencia de clase. Hace 20 años los circuitos de difusión eran mucho más precarios y cerrados que hoy en día: no tenemos muy claro si hay más receptividad a las propuestas con las que trabajamos, pero sí que hay más posibilidades de hacer llegar el mensaje y la realidad en la que trabajamos así nos lo demuestra.
Lo que en un principio nació como un sello discográfico se ha visto extendido a otras facetas de la industria musical, ejerciendo «PPF!» como promotora, agencia de management, tienda en versión digital, e incluso como una sala de conciertos -Stroika, en la localidad de Manresa- vinculada en buena medida al sello. ¿Esta «expansión» hacia otros sectores viene motivada por la necesidad de supervivencia en un contexto adverso, o se trata de una evolución más o menos natural? ¿Es sano y recomendable este pluriempleo?
Hay un punto de locura en todas nuestras andanzas y eso nos gusta, aunque a veces va en detrimento de la salud de la organización, de la estructura y del proyecto. Es algo consubstancial a «Propaganda pel Fet!»: si se nos ocurre algo, pues lo hacemos sin calibrar demasiado lo que supone. A veces son cuestiones instrumentales o estratégicas de mayor o menor calado, otras veces son locuras totales como la de abrir la sala Stroika. Empezamos como promotores-agitadores-distribuidores tanto de conciertos como de materiales musicales y, al poco tiempo, nos lanzamos a la edición discográfica. Sea como fuere, quizá también porque llegamos justo cuando empezó a derrumbarse la industria discográfica tal y como se conocía hasta mediados-finales de los 90´s, al poco tiempo ya estábamos trabajando seriamente en facetas de management y contratación de conciertos. Sólo estructuras pequeñas como la nuestra y que llevan en su ADN el acompañamiento integral del artista, podían en aquel entonces anticiparse varios años a lo que un tiempo después la industria entendió como parte de la solución a su crisis: abrazar la digitalización y optar por un modelo de 360°. ¡A la mierda su crisis y a la mierda su modelo! Claro que hacemos de todo e intentamos dar la mejor de las respuestas a cada una de las necesidades de los proyectos con los que trabajamos. ¿Cómo, si no? Somos así y, sí, es cierto que hay un punto de locura y pasión que, si no tienes, mejor dedícate a otra cosa. A pesar de todo, existen momentos para valorar asuntos como los que comentas respecto al pluriempleo, la auto-explotación y etc., pero no hemos sabido encontrar una fórmula mágica. Quizás, tras 20 años, nos quedamos con la suerte de seguir haciendo lo que nos parece correcto y como nos parece correcto, acarreando nuestras contradicciones e intentando no faltar a nuestros principios fundacionales.

Recientemente, os habéis lanzado con otra faceta más, la audiovisual. Pretendéis publicar un cine «contundente, desafiante y comprometido, no nos interesa un cine que genere indiferencia». ¿Consideráis que la actual industria cinematográfica es excesivamente inicua, que no asume un compromiso activo hacia la sociedad en que se desenvuelve? ¿Qué objetivos concretos os marcáis con esta faceta de PPF y qué otros proyectos cinematográficos os sirven de guía o referencia en este sentido (Ken Loach…)?
¡El tema de «Propaganda pel Film!» se nos ha ido totalmente de las manos! No somos una productora audiovisual, aunque alguna cosa hemos hecho, pero casi como broma, favor, juego y experiencia loca. Es un sector en el que no trabajamos a diario y del que no podemos opinar demasiado. El corto que produjimos por necesidades internas, «Interior. Familia», se hizo con 60€ sin ninguna pretensión. Pero se descontroló e hizo falta una estructura desde la cual mover el trabajo, que ha girado en docenas de festivales internacionales de Cannes a Guanajuato pasando por Tetuán, Kiev, Edimburgo, Italia, Georgia, NYC, Porto, Montreal, París… Y se ha hecho con un buen puñado de premios. Aun así, ¡no tiene ni banda sonora! No vamos a hacer muchas cosas más en este sentido porque no es nuestro campo y, aunque nos encantaría, ya no da la cosa para más, pero os avanzamos que ya estamos preparando, esta vez en coproducción y con «Propaganda pel Film!» en un papel muy secundario, la versión en largometraje y va a traer cola por incisivo, mordaz y radical. ¡Una auténtica lluvia de paraguazos que no sabes ni de dónde te han caído!
El sello discográfico acoge en su seno bandas de muy diversa adscripción estilística, desde la rumba catalana al hardcore-metal, pasando por el reggae-dancehall, el rock, el mestizaje o la canción de autor. ¿Qué requisitos, musicales, lingüísticos y políticos, debe reunir un proyecto musical para encajar en las directrices del sello? ¿Cuáles son los límites de géneros o artistas que jamás editaríais —si es que estos existen—?
En cuanto a lo musical se refiere, no hay límite ninguno, aunque nunca hemos hecho nada que se aproxime a lo clásico todavía pero, ¿por qué no? Respecto a requisitos lingüísticos, como comentábamos anteriormente siempre hemos entendido que nuestra actividad y nuestro activismo debían encaminarse a propuestas artísticas que usan el catalán como lengua vehicular de manera normal (y no estética, por ejemplo) en tanto en cuanto pensábamos, y lo seguimos pensando, que están en clara desventaja respecto a propuestas que usan otras lenguas de carácter mucho más mayoritario. De todas maneras, hemos trabajado y trabajamos con grupos que no cantan en catalán: tampoco es una condición sine qua non. ¿Posicionamientos políticos? Tantos como sombreros. Feliu Ventura lo canta muy acertadamente, como siempre, en «Els guants de la metáfora»: «Lentament em trec els guants de la metáfora, perquè vull escriure a pèl sobre els dies que corren / Lentament em trec l’abric de l’escapisme, que dibuixa bells somriures sobre les mordasses… La ignorància és un perfil amb molts seguidors / Lentament em trec la pols del dogmatisme, m’avorreixen els pamflets i els manuals de l’usuari / Descarte lentament fer d’aquestes paraules, una guia de ningú ni per res ni per sempre» // «Lentamente me quito los guantes de la metáfora, porque quiero escribir a pelo sobre los días que corren / Lentamente me quito el abrigo del escapismo, que dibuja bellas sonrisas sobre las mordazas… La ignorancia es un perfil con muchos seguidores / Lentamente me quito el polvo del dogmatismo, me aburren los panfletos y los manuales del usuario / Descarto lentamente hacer de estas palabras, una guía de nadie ni para nada ni para siempre». Vamos a seguir trabajando con gente a la que la música le cambió la vida y entendió que es una herramienta con unas posibilidades únicas para cambiar las cosas: no estamos por el consumismo ni por el escapismo, tampoco estamos para decirle a nadie lo que debe hacer. Trabajamos con artistas con los que nos entendemos y con los que, a pesar de las posibles riñas intrínsecas al roce, nos enamoramos y compartimos maneras de entender y hacer las cosas. Si no nos entendemos, no tiene sentido que trabajemos juntas. Y sí, somos fans declarados de los artistas con los que trabajamos.

Últimamente hemos comprobado cómo, a menos espacio destinado a la música en las escuelas, mayores son las iniciativas que pretende aproximar la música al público infantil, algunas de ellas tan exitosas como «Reggae per Xics». Dado que habéis incluido alguna propuesta para público familiar en vuestro catálogo de artistas, ¿por qué es importante transmitir a los niños que la música es fundamental para su desarrollo y que existe una amplia variedad de música que no emiten los medios de masas? ¿Qué receptividad están teniendo vuestras propuestas focalizadas en un público «familiar», que no es el que se considera «el del rock»?
Parece que se nos haya reencarnado el abuelo Cebolleta, pero te voy a contar una más que viene al caso. Hace poco más de 11 años se nos planteó, a través de un deportista de élite, la coordinación de lo que tenía que ser un disco recopilatorio al uso de canciones de varios artistas para apoyar financieramente el proyecto de La Bressola, las escuelas en català en la Catalunya Nord (actualmente territorio francés). Atendiendo a nuestra experiencia en la distribución y venta de discos físicos, un recopilatorio al uso no nos pareció la mejor manera de conseguir fondos y le dimos la vuelta al proyecto. Encargamos a Marc «Xerramequ» Serrats de Xerramequ Tiquismiquis y a Núria Lozano de La Carrau un recopilatorio de canciones populares y tradicionales de los Països Catalans, pero con un discurso musical renovado. Xerramequ aportó su tinte característico de electrónica y Núria su maestría con el acordeón para parir 22 canciones de toda la vida con una nueva sonoridad y, lo más importante, con cantantes que aportaban su particularidad lingüística y mostraban el mosaico sonoro del català desde la variante más meridional y valenciana (con cracks del «cant d’estil» como Pep Gimeno «Botifarra» o Miquel Gil, entre otras más pop como Clara Andrés o Feliu Ventura) hasta la más septentrional (Gerard Jacquet, Jordi Barre), sin olvidar variantes como las de Ponent (las lleidatanes Meritxell Gené, El Pardal Roquer), las de las Terres de l’Ebre (Quico el Célio) o las Balears (Miquela Lladó, Joan Miquel Oliver). De ‘Musiquetes per la Bressola – Cançons populars per petits i grans’ se distribuyeron más de 65.000 discos y pusimos el país del revés, con el disco y también con una gira escolar que durante 2 años y medio disfrutaron miles de niños y niñas en todo el país. En aquel entonces lo hicimos con canciones populares de «bressol», para niños, pero rompiendo la forma musical tradicionalmente asociada al género. Poder trabajar un proyecto de país que resultó un fantástico espejo del propio país y llevarlo con éxito a decenas de miles de hogares nos pareció una experiencia brutal en ese trabajo que comentas y que consideramos tan crucial como a veces olvidado, repudiado o menospreciado: el de que los niños se familiaricen y disfruten de la diversidad lingüística, cultural y musical de la tradición de su país, inoculándoles el virus de la música, una música que no tiene que ser aburrida aunque esté especialmente pensada para ellos. Solo sabiendo de dónde se viene, se sabe a dónde se va. Con la música debe pasar un poco lo mismo. Los proyectos que comentas son más recientes y parece que intentan romper la barrera infancia-edad adulta por el camino inverso: acercando el género adulto al público infantil. Es una buena manera también, pero en algunas ocasiones (y no es el caso de los ejemplos que citas) se detectan meros productos pensados ad hoc para rellenar nuevos espacios de consumo generados últimamente alrededor de la ‘infancia’ en el ámbito cultural.
Vuestro sello se gestiona bajo un modelo cooperativo que se encuentra integrado, a su vez, en la cooperativa de servicios financieros éticos y solidarios Coop57. ¿Qué dificultades entraña en el día a día y qué satisfacciones reporta en contrapartida el adoptar este modelo de organización empresarial? ¿Consideráis que este modelo es extrapolable a una envergadura de negocio mayor o solo es implementable en entornos más reducidos? ¿Cuál es vuestra participación en Coop57 y cómo financiáis el sello?
A nivel personal venimos de experiencias vinculadas a luchas estudiantiles, juveniles, sindicales, municipalistas y autogestionarias. El modelo de cooperativa como estructura organizativa y económica es algo que nos hemos ido encontrando en nuestros diversos bagajes y ha marcado tanto nuestra manera particular de entender las cosas como la forma en la que trabajamos colectivamente el proyecto de «Propaganda pel Fet!». No lo sabríamos hacer de otra manera: la transparencia, la equidad y la horizontalidad son los pilares que rigen nuestra relación con los grupos, de los cuales nos consideramos socios de proyecto y a los que respetamos sus tempos y su talante habitualmente autogestionario. Por otra parte, en Catalunya existe una potente red de cooperativas y en los últimos años se está haciendo un trabajo muy serio de crecimiento y también de reivindicación del modelo organizativo y económico. De todos modos, en el mundo de las cooperativas no es oro todo lo que reluce: que una empresa sea cooperativa no garantiza que la gestión interna sea democrática, horizontal, transparente… Eso es algo que garantizan las personas que las forman y la manera como se gestionan los proyectos. Un buen ejemplo a nuestro entender de buena praxis cooperativista es la iniciativa de Coop57, con los que nos conocemos de mil batallas desde antes de «Propaganda pel Fet!» y con los que nos une una amistad y una camaradería de las que estamos especialmente orgullosos. Desafortunadamente, no hemos participado activamente tanto como nos gustaría a la hora de tejer la red que comentábamos y somos autocríticos en ese aspecto: hay que levantar la vista con más frecuencia y mirar más allá de la propia trinchera o las relaciones acabarán siendo simplemente históricas y con un puntito de eventualidad. Tras superar varios baches y retos tanto en lo organizativo como en lo económico, sobre todo durante la gestación y la puesta en funcionamiento de la sala Stroika, el último año hemos podido dedicar un poco más de tiempo a la propia estructura y uno de los puntos a trabajar va a ser precisamente ese: el de fortalecer lazos con compañeros de viaje que han estado ahí siempre que los hemos necesitado.
Larry ACR (fotos Álex Belza y Archivo PPF!)
Entrevista incluida en Bruxismo Nº3. Puedes comprarlo aquí